Disoñadora

Los días pasaron y Marco ya estaba mejor, ya no se le veía tan triste no quise preguntarle aun sobre si había hablado con su enamorada, estaba esperando que él me lo dijera, si quería. Como es costumbre en mí, siempre a la hora de receso voy a comprarme mi galleta y mi pulpin, pero esta vez Marco me acompaño y salimos un rato a relajarnos, recorrimos el pasillo de la academia y nos pusimos a conversar, faltaba un mes para que acaben las clases, los días habían pasado rápido pero a la vez sentía que nos conocíamos un buen tiempo, le dije que quería conocer los demás ambientes de la academia y los demás jardines que habían, así que ese día quedamos en recorrer todo lo que nos faltaba por conocer a la hora de salida. Durante la clase, para no aburrirme un poco con historia, me hice un tatuaje en mi mano izquierda con lapicero azul, se la mostré a Marco y le gusto, me dijo: parece real, hazme uno a mí también monse, yo lo mire y le dije: monse tú jaja, está bien a ver dame tu mano